Una vez más la tela es mi objeto de narrativas, el algodón es la base de mi obra, noble material que se deja amasar, enrollar, sobar, es cálido y áspero, a la vez.
Es maleable, se deja moldear, se desliza en mis manos, se adapta a mis formas, pero al secarse emulsionado con el almidón, se vuelve fuerte y se sostiene por sí mismo.
Recorre neurálgicamente nuestra vida en todas las etapas, es nuestro primer pañal, nuestro primer babero, las sabanas que arropan sueños, el mantel que nos une cada domingo, las vendas que cubren nuestras heridas.
Esta obra es un homenaje, un agradecimiento, una veneración a mi fibra básica, a mi fibra preferida, a la que se deja intervenir como nadie, a la base de mis relatos.
GRACIAS VENERADO ALGODON por dejarme emocionar, conmover y contar tantas cosas a través tuyo.